Paulina Arteaga | Campus Tampico
Violines por la Paz es una asociación civil fundada por jóvenes de Tampico que buscan ayudar a niños en situaciones vulnerables a encontrar su pasión en la vida con clases impartidas gratuitamente los fines de semana.
El programa consiste de semestres de 15 clases, las cuales constan de un curso de idiomas como el francés y el inglés, uno de valores y un talento de su elección, ya sea un deporte o una actividad artística, así como también se imparten cursos de alfabetización.
“El objetivo es ayudar a que todos los niños que no puedan acceder a este tipo de clases encuentren lo que les gusta y lo exploten al máximo", comentó Rafael Martínez, estudiante del Tec de Monterrey en Tampico, quien es director general y fundador de la asociación.
"(Estas actividades son) para que en un futuro en vez de elegir el camino fácil de la corrupción y la delincuencia puedan salir delante de manera digna”, agregó.
Rafael cuenta que la idea surgió cuando cursaba secundaria, en donde tomaba clases de violín, a el le gustó tanto que quería compartir la experiencia de aprender algo nuevo con otros niños que no tenían las posibilidades de pagar un curso de este tipo.
“No solo quería que fueran clases de violín, quería que fuera algo más amplio, porque, así como a mí me pueden gustar las clases de violín a alguien más le puede gustar el futbol”, relató.
En enero de 2015 tuvo la inquietud de transformar este sueño en un grupo estudiantil, por lo que comenzó a trabajar en el proyecto, el cual se convirtió en uno de los grupos estudiantiles conformado por los jóvenes de la PrepaTec de Tampico.
“Cuando entré al Tec, fui adquiriendo las relaciones y los amigos que tenían más o menos las mismas capacidades que yo y juntos empezamos el proyecto piloto de Violines por la Paz”, expresó Rafael.
Fue así como estos jóvenes comenzaron a dar cursos gratuitos a pequeños.
En un inicio consideraron las escuelas primarias federales para iniciar a impartir clases, pero nunca imaginaron la situación complicada con la que se encontrarían.
"Nos dimos cuenta de que había niños de tercero o cuarto de primaria que no sabían leer o escribir bien”.
Debido a esto, tomaron la decisión de añadir cursos de alfabetización en el programa.
Gracias a los buenos frutos que dio el programa, este año Violines por la Paz paso de ser un grupo estudiantil del Tec a una asociación civil en donde no solo alumnos del campus participan, sino que tambien cuentan con voluntarios de toda la ciudad.
Jesús Arteaga, quien es también alumno del Tec y Supervisor Escolar Regional en la asociación comentó: “Lo que más me gusta es ver como los alumnos crecen, como cada acción o momento los cambia , como los niños te van agarrando cariño aunque te conocieron hace unas horas".
Relató: "Un niño de la escuela donde estamos trabajando que apenas habíamos conocido nos regaló chicles a todos los maestros y esto es algo que me impactó de una forma que nunca había sentido, me hace sentir que todo el esfuerzo que hiciste valió la pena”.
Ademas de Rafael y Jesús, otros alumnos del Tecnológico de Monterrey están participando en esta actividad realizando su servicio social en la asociación, poniendo en primer lugar a la comunidad y fortaleciendo sus valores.
“El aprendizaje que me deja formar parte de esta familia es que la enseñanza es la forma más grande de expresar el amor,
"Porque estás dejando tu conocimiento, las horas de estudio y el esfuerzo que tú diste, en las mentes de los niños, niños que serán parte del futuro del país", concluyó Jesús.
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