Valeria Márquez, estudiante de octavo semestre de Arquitectura en campus Querétaro, obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional de Composición Arquitectónica Alberto J. Pani, el certamen estudiantil más prestigioso del país y organizado por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de México (UNAM).
El proyecto Centro deportivo inclusiva de powerchair football, plantea la intervención del Zoológico La Pastora, ubicado en la microcuenca del Río La Silla, en Monterrey, para crear un espacio que responda a las personas con discapacidad, la comunidad y el territorio natural.
Organizado por la Facultad de Arquitectura de la UNAM, este certamen reúne a los mejores estudiantes de instituciones afiliadas a la Asociación de Instituciones de Enseñanza de la Arquitectura de la República Mexicana (ASINEA), con el objetivo fomentar la excelencia académica, la cultura del concurso y el debate de ideas.
“Fue un trabajo lleno de desafíos, pero hoy queda un profundo orgullo y gratitud. El Centro Roberto Garza Sada seguirá abierto para impulsar la creatividad y la colaboración.”, comentó Marta Mariscal, decana de la Escuela de Arquitectura de la UDEM.
La inclusión desde el territorio
Para Lesly Pliego directora de programa de Arquitectura del Tec en Querétaro la obtención del premio por parte de Valeria reafirma el compromiso del Tec con proyectos inclusivos.
“Este reconocimiento reafirma la solidez académica y la visión formativa de nuestro programa: una arquitectura sensible y orientada a resolver problemáticas reales desde una perspectiva humanista y contemporánea”.
El proyecto de Valeria destaco por su análisis profundo al territorio, enfocándose especialmente en el cauce del rio, un espacio donde el agua es memoria y contradicción.
A partir de esta investigación, Márquez identificó una problemática común en Monterrey, los ríos de La Silla y Santa Cantarina se desbordan con la lluvia y la ciudad canaliza el exceso sin aprovecharla.
“Es muy normal que las ciudades no aprovechen el agua que dejan ir por el drenaje”, señaló Valeria.
En un espacio acostumbrado a domesticar el territorio, el proyecto ganador buscaba permitir la libertad al cauce y fortalecer el sistema hídrico del parque y las colonias vecinas, además de crear un espacio de convivencia y deporte para la comunidad.
La arquitectura como medio para una comunidad inclusiva
Este año, el proyecto consistió en intervenir un centro deportivo inclusivo de powerchair football, con el propósito de replantear la manera en que se conciben los espacios y cómo las personas interactúan con ellos.
“Este Centro Deportivo no solo abre las puertas a personas con distintas capacidades, sino que le brinda un espacio de reunión a la comunidad colindante, al territorio y al rio” comento Valeria.
“La claridad del concepto rector, la manera humana en que articula los espacios, la precisión técnica de sus soluciones y la fuerza narrativa con la que comunica el proyecto fueron determinantes en su proyecto”, añadió la profesora Pliego.
Valeria no solo buscaba atender las necesidades de las personas con discapacidad, sino también ofrecer espacios de descanso y cuidado para sus guardianes y acompañantes.
“Este centro deportivo no solo abre las puertas a personas con distintas capacidades, sino que le brinda un espacio de reunión a la comunidad colindante, al territorio y al rio” comento Valeria.
A pesar de la escala del proyecto, la estudiante logro justificar y desarrollar el ecosistema que proponía durante el concurso. Aunque tuvo que tomar decisiones difíciles y arriesgadas desafiando todo lo establecido.
“Tome decisiones arriesgadas, pero que iban bien conmigo y me hacían sentir segura” recordó Valeria.
Reconoce Pliego que este es el octavo premio obtenido por el Tec de Monterrey campus Querétaro, que consolida a su comunidad como una de las más destacadas y consistentes en la arquitectura a nivel nacional.
“Para nuestra comunidad, este premio es un motivo de profundo orgullo y una inspiración para las nuevas generaciones que aspiran a trascender desde Querétaro hacia la escena nacional e internacional”, enfatizó la docente.
Del río a la cancha
Un factor clave del proyecto, de acuerdo con las académicas, fue su división en 3 escalas:
- Cauce: Plantea un flujo del agua para captar excedentes y vincularlo con el equipamiento deportivo y la comunidad cercana.
- Reabastecimiento urbano: Propone sustituir las superficies colindantes al centro deportivo con bosques sin trópicos, de plantas comestibles que puedan ser adoptadas por la comunidad.
- El centro deportivo: Creado para personas con discapacidad que practican power chair football, respondiendo desde la experiencia del cuerpo diverso, no desde la normativa convencional.
El centro está diseñado como una gran rampa que organiza la circulación entre jugadores, acompañantes y espectadores, incluye áreas de recuperación, espacios de descanso y zonas para otros deportes adaptados.
Durante el desarrollo del diseño, Valeria tomó en cuenta las experiencias, recomendaciones y sugerencias que le presentaron los usuarios del centro deportivo y sus acompañantes.
“Trabajar con un cuerpo diverso produce un acto territorial de hospitalidad, son estas personas quienes abren el espacio a nosotros”, compartió Márquez.
A partir de esto, Valeria entendió que su objetivo no solo era hacer un lugar adaptable para todas las formas de movimiento, sino verdaderamente inclusivo, evitando la segregación de espacios para personas con discapacidad.
“Tenemos que hablar y tratar de entender sus experiencias; es imposible comprenderlas hasta que las vives”, expresó.
Acerca del concurso
El Concurso Nacional de Composición Arquitectónica Alberto J. Pani lleva 41 años siendo un espacio de formación, reflexión y proyección profesional, alentando a los futuros profesionales a usar la arquitectura con un diseño responsable
El jurado tomo en cuenta factores urbano-ambiental, sostenibilidad, calidad arquitectónica, accesibilidad y viabilidad funcional, destacando las propuestas con sensibilidad social
La edición de este año fue recibida el 31 de octubre en la sala polivalente del Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño, donde se reconoció a Valeria y a otros cuatro finalistas.
“Una ciudad sin arquitectura es muda, y una arquitectura sin ciudad es simplemente ciega”, afirmó Juan K. López.
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