Cuando su abuelita falleció, Valeria Cervantes se quedó con algo más que el duelo: el peso de las historias que ya no alcanzó a escuchar.
En sus últimos días, ella le pedía: “Ven, siéntate, te quiero contar algo”. Pero Valeria, aún joven y asustada por su estado de salud, no pudo quedarse a escuchar.
Tiempo después, ya sin ella, Valeria entendió lo que necesitaba en ese momento: tan solo escucharla: “Las historias para los adultos mayores son lo único que nos pueden dejar… lo que los años les han enseñado".
A partir de ese duelo nació ECO de Corazones, un voluntariado que conecta a adultos mayores en situación de abandono con miembros de la comunidad del Tec de Monterrey a través de cartas escritas a mano.
La idea se convirtió en un programa oficial del Voluntariado Tec y hoy busca replicarse en más campus del país.

Volver a escribir (y a escuchar)
Durante 10 semanas, 29 adultos mayores del asilo Las Elodias, ubicado en el Estado de México, y 29 voluntarios —profesores, colaboradores y estudiantes— se escribieron cartas a la antigua: a mano y en papel.
“Algunos voluntarios me decían: ‘Vale, se me cansó la mano de escribir’. Ya no estamos acostumbrados. Pero justo eso lo hizo más especial”.
Cada carta se entregaba en buzones colocados en el campus y el asilo.
Algunas veces, los sobres viajaban en Uber. Cada martes había una nueva entrega, como un ritual de conexión.
“Escribir una carta puede parecer pequeño, pero cambia mucho más de lo que imaginamos”.- Valeria Cervantes
Lo que empezó como una dinámica sencilla, se volvió algo más profundo. Como el caso de Paty, una adulta mayor que al principio escribía con enojo:
“No quiero que me escribas”, decía. Pero su voluntario, un profesor de arte, no se rindió.
“Le propuse cambiarla de pareja. Y él me respondió: ‘Estoy seguro de que las palabras pueden cambiar cualquier corazón’. Me marcó”.
Tiempo después, Paty lo recibió con una sonrisa. Hablaron sobre arte, el Cirque du Soleil, Da Vinci. Todo había cambiado.
También está la historia de Noel, un adulto mayor con parálisis cerebral que casi no hablaba.
“Nos dijeron que no podía responder cartas. Pero con apoyo y paciencia, empezó a hablar. A esforzarse por comunicarse. Fue increíble”.

“Una visita aquí es oro”: lo que significa una carta cuando se vive en soledad
Para muchas de las personas adultas mayores que participaron en el voluntariado las cartas no eran solo papel y tinta: eran compañía.
En el asilo Las Elodias, donde se llevó a cabo ECO de Corazones, la mayoría de los residentes han sido abandonados por sus familias o vivieron en situación de calle.
“Una vez un señor nos dijo: ‘Hablo por todos: una visita en este lugar es oro. Y más cuando viene alguien a escucharnos, no solo a entretenernos’”.
Este tipo de vínculos cobran aún más valor si se considera el contexto. Según la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2023, alrededor de 15 millones de personas en México son adultas mayores, y el 16 % de ellas sufre abandono o maltrato.
Asimismo, el 14.9 % presenta síntomas depresivos moderados o severos, una proporción que afecta especialmente a las mujeres mayores (18.7%).
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido el maltrato hacia las personas mayores como un problema de salud pública, y por ello decretó el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, que se conmemora el 15 de junio.
"Una visita en este lugar es oro. Y más cuando viene alguien a escucharnos, no solo a entretenernos’”.- adulto mayor voluntario del programa
A diferencia de otras actividades, este voluntariado no busca solo “ir a hacer algo”, sino sentarse, escuchar y acompañar.
Las historias de vida de los adultos mayores —sus pasados, sus oficios, sus dolores y alegrías— son el centro del vínculo.
“Muchas veces vienen personas a cantarnos, o vestidos de payasitos, pero nadie se interesa por nuestra historia”, compartió otro de los residentes al cierre del voluntariado.
Valeria lo resume así: “Nadie merece terminar su vida sintiéndose solo. Y tampoco se trata de juzgar a quienes los dejaron, sino de recordar que siguen siendo seres humanos, con emociones, arrepentimientos, recuerdos... y mucho que enseñarnos”.
Desde el programa de Voluntariado Tec, Paulina Salazar coincide en que este tipo de iniciativas son clave para visibilizar a una población que, muchas veces, queda fuera del radar.
“Hay campañas para todo tipo de causas: medio ambiente, niñez, animales… pero los adultos mayores siguen siendo una población invisibilizada. ECO de Corazones abrió un espacio para escuchar, mirar y acompañar”.
Por eso, una carta puede parecer pequeña, pero en muchos casos fue lo único que alguien les escribió en años.
Y ese gesto, para quien vive en soledad, lo cambia todo.

De servicio social a voluntariado
Antes de lanzar ECO de Corazones como voluntariado, en PrepaTec, Valeria Cervantes ya coordinaba su propio proyecto de servicio social.
Su organización, Eternal Stories, fue reconocida como organización socioformadora en el campus Estado de México (CEM), lo que permitió que estudiantes realizaran ahí su servicio social.
Desde ese espacio, Valeria recopilaba historias de vida de personas adultas mayores y las transformaba en narrativas ilustradas, poesía o animaciones.
Ya como estudiante de Ingeniería Química en el CEM, surgió una nueva propuesta: la encargada de servicio social de su campus le propuso abrir también un voluntariado.
Ahí fue cuando pensó en las cartas. Inspirada por la forma en que su abuela se comunicaba escribiendo cartas y recitando poesía, Valeria propuso conectar generaciones por correspondencia.
“Yo dije: tal vez para ellos escribir cartas sea algo especial, y para nosotros también es volver a hacerlo desde el corazón”.
"Estoy seguro de que las palabras pueden cambiar cualquier corazón".- profesor Tec voluntario del programa
Con apoyo del programa Voluntariado Tec, el proyecto se formalizó en el campus Estado de México.
Paulina Salazar, líder de iniciativas estratégicas de Voluntariado Tec, cuenta que:
“Vale levantó la mano con su idea, y nosotros la ayudamos a darle forma. Ya tenía todo”.
Además, de acuerdo con Paulina, el proyecto de Valeria cumplía con varios elementos clave que el programa de Voluntariado Tec busca en toda iniciativa:
- Impacto social claro y positivo, con una problemática bien definida.
- Alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
- Una metodología estructurada, con actividades específicas y población objetivo claramente identificada.
- Participación basada en la donación de tiempo y talento, no en aportaciones materiales.
- Un calendario de trabajo claro, con sesiones de bienvenida, acompañamiento y cierre para los voluntarios.
- Y, en el caso de ser una propuesta estudiantil, contar con el respaldo de un profesor o colaborador.
Así, el proyecto creció. Hoy ECO de Corazones forma parte del catálogo oficial de Voluntariado Tec, y con posibilidad de escalar a más campus.
"Hoy ya hay interés en campus como Tampico, Mixcoac o Monterrey", dice Paulina.

Lo que empezó con cartas la llevó a representar a México en China
Además, este proyecto no solo ha impactado a quienes escriben y reciben cartas: también ha abierto nuevas puertas para Valeria.
Gracias a ECO de Corazones, fue seleccionada como una de las 40 jóvenes en el mundo para participar en un programa internacional de emprendimiento social con inteligencia artificial en China.
“Cuando vi la convocatoria, no estaba segura de postularme, pero presenté ECO como parte de mi propuesta, y fue lo que me abrió esa puerta.
“Me hizo darme cuenta de que esto ya no solo está tocando corazones aquí, sino que empieza a tener eco en otras partes del mundo”.
“Las historias para los adultos mayores son lo único que nos pueden dejar… lo que los años les han enseñado"- Valeria Cervantes
Ahora sueña con que la iniciativa se expanda y se convierta en un movimiento con impacto nacional.
“Jamás imaginé que ECO tendría tanto eco. Pero es real. Y quiero que llegue más lejos: que otros campus lo hagan suyo, que haya un congreso de voluntarios donde todos compartan lo que vivieron escribiendo.
"Porque escribir una carta puede parecer pequeño, pero cambia mucho más de lo que imaginamos”.
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