Entras a un cuarto oscuro con las paredes de alfombra. Hay un micrófono y una bocina donde recibes instrucciones. Una cámara te vigila, mientras pasas a un cuarto a recoger la mercancía.
No es una película de espías o de terror, sino un concepto de venta de donas que tres jóvenes empresarios mexicanos crearon bajo el nombre de The Secret Donut Society.
Dos de los fundadores son egresados del Tec de Monterrey y fue apenas unos años después de salir de la carrera que decidieron emprender en este negocio con esta peculiar idea.
En un principio los pedidos se realizaban mediante su página de Facebook: la gente les escribía, pagaban en línea y se acordaba la hora y lugar de entrega.
"Llevábamos las donas a diferentes puntos, como estacionamientos en Monterrey. Las dejábamos en lugares como cajuelas de coches y vigilamos hasta que llegaran”.
Lo cuenta María, una de los tres fundadores, quien usa nombre falso para la publicación, porque su anonimato es parte del misterio que tratan de mantener.
De hecho, así, cubriendo su identidad con máscaras, aparecieron en el programa Shark Tank México cuando presentaron su proyecto.
"Las dejábamos en lugares como cajuelas de coches y las vigilamos hasta que llegaran por ellas”.
LA MERCANCÍA SECRETA
Debido al éxito en redes, buscaron poner un local y abrieron uno en San Pedro, municipio del área conurbada de Monterrey, pero manteniendo el concepto.
“Mediante el aire acondicionado se hacían los pagos y se entregaban las donas, pero los vecinos nos cuestionaron por la afluencia de tanta gente”, relata.
La emprendedora añade que han puesto también códigos ocultos en los nombres de sus donas, como una edición especial que sacaron del Día del Amor y la Amistad.
“El nombre de la dona del 14 de febrero era unas coordenadas. Si ponías esa información en tu buscador te llevaba al mapa de un lugar en forma de corazón”, cuenta.
“Mediante el aire acondicionado se hacían los pagos y se entregaban las donas".
UN SOCIEDAD EN CRECIMIENTO
La sociedad tuvo éxito veloz conforme la publicidad comenzó a correr de boca en boca.
“Vimos que teníamos éxito. Nos citaban en clases de marketing en universidades, e incluso nos llegaron a buscar de la incubadora de empresas del Tec.
"Teníamos filas de una hora o dos horas y la gente llegaba desde una hora antes”, relató María.
Actualmente, además de dos sucursales en Monterrey. Tienen ya también en Ciudad de México y Guadalajara.
En todas las sucursales se tiene el concepto de misterio, aunque varían los detalles.
En general, se accede a un cuarto que parece todo, menos un local comercial. Se pide por cámaras y micrófonos ocultos.
Luego, se hace el pago a través de compuertas secretas y así se recibe la compra también. Todo, sin contacto físico o visual con alguien. Como de película.
COMO AGENTES SECRETOS...
En un principio, mantener sus identidades en secreto era únicamente para evitar los prejuicios hacia su negocio.
Más adelante se convertiría en uno de sus fuertes.
“Nadie sabe quiénes somos, nadie puede juzgar el negocio por nuestro apellido y cualquiera puede ser el dueño del mismo”, afirmó.
“Los cuatro socios actuales tenemos otros trabajos y nos dedicamos a otras cosas y eso es lo que le decimos a la gente. Muy poca gente sabe quienes somos”,
Los retos que han tenido es romper el molde, opina la fundadora egresada del Tec.
“La gente tiene miedo a lo diferente. Personas mayores quieren ver el producto y a la persona y no entienden el concepto. Eso es lo más difícil a lo que nos hemos enfrentado, pero nos damos permiso de hacer locuras”,
Actualmente el negocio tiene franquicias con las que planean expandir la marca dentro y fuera de México.
"En Filipinas las donas son un boom ahorita. Queremos ser la franquicia de donas más fuerte de todo el mundo, no limitarnos a sólo un país", finalizó María, a quien en este punto no tiene caso llamar así.
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