* El autor es presidente del Consejo de FEMSA y del Consejo del Tecnológico de Monterrey.
El 17 de septiembre conmemoramos la vida, las ideas y las acciones de Don Eugenio Garza Sada, hombre ejemplar que, al crear empresas e instituciones, contribuyó decisivamente al progreso de México y así benefició a millones de personas.
Con espíritu indomable, con tenacidad y perseverancia, hizo frente a grandes adversidades, tan grandes como las que México y el mundo atraviesan hoy.
La pandemia ha tenido consecuencias devastadoras e irreparables para la vida, la salud y la economía. Lamentablemente, en nuestro País se perderá mucho o casi todo de lo avanzado en el combate a la pobreza de las últimas décadas.
Para lograr la recuperación, es obligación compartida ayudar a quienes no tienen acceso ni oportunidades para subsistir de manera digna.
En México persiste, además, un inaceptable y profundo problema de inseguridad y violencia. Para colmo, vivimos en un ambiente de polarización y de crispación política.
Ante esta situación, quisiera compartir dos ideas. La primera es que si un problema daña a la sociedad entera, su atención y alivio, insisto, es una responsabilidad colectiva.
El País es de todos y los asuntos públicos requieren de la colaboración efectiva de Gobierno y ciudadanos. México reclama un diálogo en el que nos escuchemos, aprendamos de las experiencias de otros, y nos ayudemos mutuamente.
Hay muchas formas de participar. Desde las más sencillas e individuales como quedarse en casa si se puede, usar el cubrebocas y guardar distancia, hasta grandes proyectos sociales como ha sido Juntos por la Salud, el muy exitoso ejemplo de cooperación entre el Gobierno, el sector privado e instituciones educativas, dejando claro que todos nos complementamos.
A través de Juntos por la Salud se han donado, entre otros, más de 700 mil kits médicos y 4 mil 600 respiradores/ventiladores; se contribuyó al diseño de políticas públicas, a investigación en vacunas y al desarrollo de una aplicación para rastreo de contagios.
Una de las aportaciones que más nos enorgullecen es la producción de los primeros respiradores/ventiladores mexicanos, que ya se entregan a hospitales de México y América Latina.
La segunda idea es que veamos esta crisis como una oportunidad. El COVID-19 alteró dramáticamente la forma de relacionarnos y cómo hacer nuestras actividades cotidianas.
Además, la tecnología transformó los conceptos de tiempo y espacio. Emprendamos acciones concretas de innovación y adaptación que generen empleos sostenibles y más inversión en educación e investigación para actuar de manera proactiva ante las futuras amenazas.
Construyamos mejores sistemas de salud que nos ayuden a entender y enfrentar de manera adecuada las emergencias sanitarias.
Modifiquemos nuestros estilos de vida sin olvidar otro tipo de problemas, como será el cambio climático, y aceleremos el paso hacia las energías renovables.
Esta crisis también nos ha hecho soñar y pensar en el México que muchos de nosotros queremos. Con un Estado de Derecho que garantice las libertades.
Que sea plural, con equilibrio de poderes, con instituciones autónomas fuertes y en el que haya plena colaboración entre los distintos órdenes de gobierno y entre los sectores productivos.
Un México con elecciones democráticas, libres, justas y equitativas que definan el rumbo que la mayoría quiera, pero en el que siempre se respeten y protejan los derechos de las minorías.
Con medios de comunicación independientes, que informen cabalmente y contribuyan a la rendición de cuentas de las autoridades.
Un País de ciudadanos comprometidos, en el que cada uno asuma las responsabilidades que le correspondan.
En el que todos, empezando por los funcionarios de los distintos órdenes de gobierno, destaquen por su honestidad y que, sin debilidades ideológicas, mantengan sus obligaciones y prioridades hacia lo verdaderamente relevante: el progreso del País y el bienestar de los mexicanos.
Adoptemos el manifiesto de CapitalismoSocial.mx que considero la mejor vía para alcanzar ese México que queremos, por la vía de privilegiar simultáneamente el desarrollo humano y el progreso económico a partir de cuatro grandes pilares: libre emprendimiento, respeto a la dignidad humana, compromiso social y liderazgo humanista.
Alcanzaremos ese México que soñamos con el decidido empeño y una gran disposición de todos. No podemos ser conformistas.
El cambio llegó y es irreversible. Las tendencias que adoptábamos lentamente se aceleraron y hoy ya son una realidad. Hay que aprovecharlas por el bien de nuestro querido México.
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