Por Gabriel Vázquez y Pilar Garza | campus Monterrey
Hace 64 años, el 16 de junio de 1954, el profesor Juan Zertuche promovió la siembra de un nogal que se cubrió con tierra de diferentes estados de México y de países de centro y Sudamérica de donde eran originarios los primeros alumnos internacionales del campus Monterrey, naciendo así El Árbol de la Fraternidad que simboliza la amistad y fraternidad entre las culturas del mundo.
De esta forma, miembros de la comunidad TEC se dieron cita en el área de astas banderas y en el Árbol de la Fraternidad del campus para poder izarlas en lo alto representando a los países de los que son originarios los alumnos internacionales y depositar un puñado de tierra como es tradición.
Esta celebración anual, de acuerdo con Jorge Rocha, Director de Liderazgo y Formación Estudiantil (LiFE) Región Norte, promueve la visión de la Institución experimentando un ambiente multicultural como el que ofrece el campus Monterrey.
“Invitamos a toda la comunidad Tec a seguir aprendiendo, motivando una comunidad incluyente, buscando la integridad de las personas sin considerar la diferencia de creencia, religión, pensamiento u orientación”, añadió.
“Me da mucho gusto estar aquí e invitarlos finalmente a que todos hagamos un símbolo de unión, inclusión, apertura y aprendizaje, a movernos de lugar, depositar esta tierra que nos han entregado en este símbolo de 64 años, hagámoslo muy representativo”, concluyó.
El compromiso que representa esta ceremonia para los presentes y para todos los miembros del Tecnológico de Monterrey fue resaltado por Mariana Ayala, Coordinadora del Árbol de la Fraternidad, quien dijo:
“En estos momentos estamos parados enfrente del árbol de la fraternidad, símbolo de comunidad, tolerancia y referente de la paz que debe de existir en la civilización, debe recordarnos el compromiso social que tenemos como agentes de cambio en el mundo”.
El testimonio de Gracia María Berganza Quirón, alumna originaria de El Salvador, fue compartido con los presentes con el propósito de hacerlos reflexionar acerca de todo el intercambio cultural que aportan los alumnos internacionales dentro del Tec:
“Recuerdo que cuando me gradué de prepa se me dio la oportunidad de venir al Tec en México, tenía mucha nostalgia de dejar a mi país, a mis amigos y a mis padres. No paraba de pensar que será de mí y qué pensar de México”, narró.
“Nunca me sentí sola, siempre tuve a alguien, aquí encontré mi segunda familia, claro que extraño mi casa, pero como dije aquí encontré gente de todos lados que se dedican a cosas diferentes, con palabras y costumbres completamente diferentes a las mías, es lo que me encanta de estar aquí en México ya que su gente, es amor, alegría y mi segundo hogar”, concluyó.
La cultura mexicana los arropa