Sin planearlo, las circunstancias de la vida llevaron a Osmar Amaya a probar el deporte que se convertiría más tarde en su pasión: el tenis de mesa.
El constante deseo de superar los nuevos retos y mejorar lo impulsaron a ser un jugador reconocido a nivel nacional portando los colores del Tecnológico de Monterrey.
Velocidad, agresividad y técnica, esos fueron los elementos que condujeron al ahora egresado de Licenciado en Negocios Internacionales (LIN) al sumar en su trayectoria cuatro campeonatos nacionales.
Emprendedor, con objetivos claros y con un gran liderazgo siempre buscando dar lo mejor de sí, así describe Carlos Ballesteros a Osmar, quien fue su coach en su caminar durante su vida universitaria.
“Ha sido un jugador que se ha caracterizado como uno de los mejores de México. Es un jugador líder y contagia sus compañeros de ese liderazgo”, señaló su entrenador.
Originario de Cancún, Quintana Roo, se trasladó a Monterrey gracias a la oportunidad que el deporte le brindó, dejando atrás su hogar pero con la convicción de triunfar.
Antes de practicar el tenis de mesa, Osmar era futbolista de soccer y formó parte de las fuerzas básicas de las Chivas en su natal ciudad.
En el 2008 comenzó su trayectoria en el tenis de mesa y años más tarde dejaría de lado el balompié para centrarse por completo en su nuevo deporte.
A la par de su perseverancia, notó que tenía cierta facilidad para desenvolverse en este deporte pues en sus primeros juegos municipales logró estar dentro de los cuatro seleccionados para los estatales.
TRIUNFOS SIN LÍMITES
Con la visión que lo caracteriza, Amaya aspiraba a participar en Juegos Olímpicos o fuera de México para representar a su país.
A los catorce años de edad viajó hasta Alemania para jugar en la sexta división de una liga profesional.
Por si fuera poco también compitió en los torneos municipales de Berlín, experiencia que lo hizo crecer y mejorar como deportista.
Cada esfuerzo tiene su recompensa y la prueba de ello son los campeonatos que ha acumulado durante estos años.
Uno de los campeonatos que recuerda con anhelo fue el del 2018 en Toluca en donde obtuvieron el primer lugar como equipo.
“Fue muy emotivo porque derrotamos al equipo campeón que llevaba ya entre tres y cuatro universiadas siendo campeón y lo logramos vencer”, expresó.
En sus inicios dentro del campus Monterrey tuvo que pasar un proceso de adaptación, lo cual requirió de su tiempo y dedicación para no descuidar el ámbito deportivo.
Inicialmente Osmar se trasladaba del campus al Centro de Alto Rendimiento Niños Héroes (CARE) para cumplir con sus horarios de entrenamiento.
Por ello tenía que organizar sus clases académicas de manera que le permitiera cumplir de manera satisfactoria en ambas áreas.
DE LAS RAQUETAS A LOS LÁPICES
“Un mundo lleno de sorpresas” en esta frase Osmar define su estancia en el Tecnológico de Monterrey.
Más allá de aprender conceptos teóricos y prácticos, Amaya considera que en la Institución aprendió a retarse diariamente y a emprender no sólo en negocios, sino en su vida personal.
“Sé que las enseñanzas que me dieron van a quedar marcadas de por vida y voy a poder aplicarlas en un futuro”, comentó.
A través de su servicio social en Ciudadanitos brindó clases de valores a niños de primaria y secundaria, experiencia que disfrutó.
“La verdad era muy bonito convivir con ellos y poder enseñarles algo que en su momento a mí me hubiera gustado que me lo hubieran dicho otras personas”, compartió.
Estas actividades le hicieron percatarse que a través del deporte puede inspirar a más personas predicando con el ejemplo.
Ahora como egresado de la generación junio 2020 se siente agradecido con sus directivos, compañeros y entrenadores.
“Estoy agradecido con mis maestros y mi director de carrera por toda su comprensión y ayuda”, dijo.
Osmar asegura que su título universitario no es un logro individual, sino uno compartido con su familia.
“Todos los logros que pude obtener tanto fuera de la cancha como dentro de la cancha son de ellos. Gracias a ellos pude lograrlo todo lo que me propuse”, aseveró.
El deporte le ha abierto nuevas puertas para continuar creciendo y mejorando, por ello se encuentra buscando la oportunidad de realizar una maestría en Estados Unidos a través de su talento deportivo.
Si bien concluyó su carrera profesional, Osmar continuará con sus objetivos y metas claros complementando su vida diaria con lo que tanto disfruta jugar, el tenis de mesa.
Con información de Brayan Nava
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