Luis Daniel Sotelo | Campus Laguna
A pesar de ser de Chihuahua y estudiar en Querétaro, Alejandra Venzor, estudiante de Ingeniería en Agronomía encontró en la Comarca Lagunera la posibilidad de aprender sobre su carrera de una manera única.
Dos semestres vivenciales durante su carrera en el Tecnológico de Monterrey hicieron la diferencia para la joven de 22 años, quien es amante del campo y la ganadería.
Alejandra llegó a campus Laguna tras ser invitada por sus profesores para vivir una experiencia única, Semestre i, programa del Modelo Educativo TEC21, con el que alumnos de profesional fortalecen y desarrollan sus competencias a través de retos reales.
Ese primer semestre vivencial fue durante 2018 en la empresa de cárnicos SuKarne, proyecto que desarrollaría en Alejandra un gusto aún mayor por el sector agropecuario lagunero.
“Hace un año llegué por el programa de Semestre i en SuKarne. La experiencia fue súper enriquecedora, me gustó mucho. En el Tec tenemos un campo experimental, pero acá es lo que sucede día a día en una empresa, entonces es súper diferente”, comentó sobre la experiencia en la empresa productora de proteína animal.
Pero fue esa oportunidad y el entusiasmo que dejó en esos proyectos, los que la llevaron a obtener la posibilidad de cursar otro semestre en campus Laguna y realizar una estancia empresarial en Crianza Suprema de Grupo Vitri.
“Me consiguieron la entrevista con el dueño del rancho, me entrevistó el ingeniero Carlos Villarreal Tricio, llegué nerviosa y él estaba súper relajado me comentó del programa de apoyo a estudiantes y me advirtió que sería parejo y que trabajaría la igual que los demás”, recordó.
“Al llegar fue conocer, hacer un diagnóstico, la empresa es innovadora porque acopia a todos los machos, abordan el ganado chico y lo desarrollan para destinarlo para carne”, agregó.
Comenta Alejandra que aprendió a llevar una supervisión detallada del ganado por medio de un listado en el área de corrales al momento de su recepción, así como a realizar chequeos de condición de corrales y llevar la captura de datos como peso, edad y tratamientos administrados.
Estas actividades y otras más, además de trabajos y reportes adicionales para la escuela le valieron la revalidación de las materias correspondientes a ese semestre.
“Es lo mejor que me ha pasado en el Tec, yo lo recomendaría a todos mis compañeros porque a menos de que te dediques a la investigación no vas a estar sentado en una oficina, vamos a estar al aire libre y son experiencias que debemos de tomar”, afirmó.
Alejandra aseguró que el principal aprendizaje fue trabajar de la mano del personal de la empresa y aprender de ellos.
“Agradezco la oportunidad de estar en el Tec de Monterrey, pero no nada más por estar aquí significa que sabes más que ellos, cuando llegué yo aprendí mucho más de ellos que lo que yo les podía enseñar, fue el trato, la experiencia. De estar un semestre en un salón de clases a estar afuera no se compara con nada y no tiene ningún precio”, finalizó.