Los alumnos escucharon la historia de Kenya Cuevas quien fundó una asociación civil para defender los derechos de la comunidad LGBTQ+ y mujeres en situación de calle
El pasado 16 de marzo, como parte del mes de la mujer, alumnas del Tec campus Estado de México de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno invitaron a la activista Kenya Cuevas para hablar de su historia de vida y su papel en el activismo.
Rosie Michelle Nájar Castilla, directora de Entrada de Ciencias Sociales del campus, resaltó cómo Kenya se ha convertido en un ícono para las y los jóvenes en México.
“Su experiencia de vida fue compartida en el podcast de Jéssica Fernández y hoy tiene más de 9 millones de vistas, sin contar los millones de seguidores que tiene la activista en redes sociales.
“La visita de Kenya generó mucha alegría entre la comunidad estudiantil, pues representó la oportunidad de escuchar una historia de lucha por los derechos de la comunidad LGBTTTIQ+, personas con VIH, en situación de calle y aquellas privadas de su libertad”, expresó la directora.
Kenya Cuevas es una activista transgénero que en 2018 fundó la asociación civil Casa de las Muñecas Tiresias A.C., misma que ayuda a personas de escasos recursos, privadas de la libertad, usuarias de drogas, gente en situación de calle, con VIH, trabajadoras sexuales y a la comunidad LGBTTTIQ+.
Identidad
La conferencia inició con un vistazo dentro de la vida de Kenya, sus vivencias dentro de una sociedad que la dejaba de lado por ser diferente, como expresó.
“Cuando era niña, no había mucha información, en mi casa sufría de abusos hacia mi persona por ser y comportarme diferente… tuve que salir de ahí.
“No me dejaron ser yo en ningún lugar, no me identificaba, las personas trans eran dejadas fuera del sistema”, comentó.
La activista recordó cómo las drogas y el trabajo sexual eran comunes para ella en las calles de la Ciudad de México, en donde la situación de rechazo no difería de la que recibía en las casas de ayuda.
“No podía expresar libremente mi identidad. Estando en situación de calle, dejas de preocuparte por tu dignidad, por el baño, el aseo, el cabello.
“No existían espacios para las personas como yo, pierdes tus derechos básicos, al ser una persona que no sigue estereotipos, entonces para los demás no vales”, dijo.
"Yo soy activista, tengo nombre y es Kenya".- Kenya Cuevas.
En defensa de los derechos humanos
En un momento de su vida, Kenya platicó cómo estando en la cárcel por un delito que no cometió, siempre procuró ayudar a sus hermanas y se propuso dejar las drogas.
“Nos dividían y yo permanecía en un lugar que era para personas con VIH. Yo sentía la pérdida de mis hermanas, las acompañaba y en ese momento me prometí no volver a consumir”, recordó.
Una vez fuera de la cárcel, Kenya siguió padeciendo del rechazo, mientras que era agredida y vulnerada de distintas formas. En 2016, añadió, su vida dio un giro al ser testigo de un crimen en contra de una de sus amigas.
“Cuando viví lo de Paola tuve que hacerme visible ante medios de comunicación y gritar por mi vida. La violencia no termina con nuestras muertes. Años después creé mi organización Casa de las Muñecas Tiresias A.C.
“Mi plan no era ser activista, pero las circunstancias de la violencia me llevaron a este proceso y ahora esta es mi vocación. Yo soy activista, tengo nombre y es Kenya, soy defensora de derechos humanos”, expresó.
Por otro lado, la profesora y directora Michelle Nájar expresó que la activista busca generar un cambio social a través de la conciencia colectiva.
“Verla, escucharla, y compartir con ella este espacio dentro del Tec fue una experiencia enriquecedora para las y los estudiantes.
“Nuestra comunidad estudiantil se siente acogida por una institución educativa abierta e inclusiva que abre espacios para diversas voces que buscan un cambio social”, mencionó.
Finalmente, Raquel Durán, Directora Regional del Centro de Reconocimiento a la Dignidad Humana del Tecnológico de Monterrey extendió un reconocimiento para Kenya Cuevas, quien compartió un último mensaje.
“No están solas, hoy en día hay muchas organizaciones e información para buscar ayuda. Cuando reconocemos que nos acompañamos nos damos cuenta que reconocerse y valorarse es parte de un proceso. Nunca estamos solas”, finalizó.
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