Armando Buendía, estudiante de quinto semestre de la Licenciatura en Tecnología y Producción Musical del Tec de Monterrey campus Puebla, obtuvo el primer lugar en la Competencia Latinoamericana Estudiantil de Grabación de la Audio Engineering Society (AES), en la categoría Grabación Acústica Tradicional.
La propuesta con la que Armando ganó fue la grabación de un laúd de cuello de cisne, interpretado por Miguel Alejandro, especialista en música antigua.
La obra elegida fue de Silvius Leopold Weiss. “Es un instrumento poco grabado; investigué referencias y definí cómo debía sonar y cómo acercarme a la toma”, explicó Armando Buendia.
Tras enviar su reporte técnico y su grabación, Armando fue llamado a defender el proyecto frente a un jurado internacional, con asistentes y finalistas de distintos países de la región. La ceremonia de clausura anunció su primer lugar.
El panel de evaluación estuvo integrado, entre otros, por César Lammstein, presidente electo de la AES; Ikautli Cortés, ingeniero de referencia en grabación de baterías en México y Humberto Terán. “Son muy puristas, cuidan cada detalle y valoran mucho la técnica y el respeto por la interpretación”, señaló Armando.
“Quería medirme con la calidad que hay allá afuera y retarme a hacer mi mejor trabajo”, dijo el estudiante, quien destacó la retroalimentación directa de profesionales como un valor central de la experiencia.
La pieza ganadora: del laúd barroco al espacio acústico
En la categoría Grabación Acústica Tradicional, la regla es preservar la interpretación y el ambiente real del recinto, lo que en audio se conoce como espacio acústico, es decir, cómo suena naturalmente la sala o iglesia.
No está permitido el "overdubbing": la toma debe ser completa, con edición mínima que no resulte audible.
Para lograrlo, Armando diseñó un arreglo de micrófonos estéreo, técnica de 2 o más micrófonos pensada para capturar a la vez al instrumento y la sala; y planificó pruebas de posición, niveles y balance. “La idea es que quien escuche sienta que está frente al instrumento; que la música respire”, enfatizó.
Antes de elegir el laúd, realizó múltiples sesiones con pianistas, violinistas e incluso un ensamble con teponaztli, instrumento de percusión mesoamericano.
Varias colaboraciones no se concretaron por agenda o por resultados sonoros. “Fue buscar y buscar hasta encontrar al músico ideal y la toma que realmente me convenciera”, recordó Armando.

Mentoría y plataforma: el acompañamiento del Tec
De acuerdo con el alumno, el logro también fue posible por el entorno formativo y la red de apoyo que encontró en el campus Puebla. En la convención asistieron su director de carrera, el "faculty advisor" de la sección estudiantil de la AES y profesores que lo acompañaron en el proceso.
"Pude convivir con mis profes fuera del aula; me presentaron con gente clave y eso abre puertas”, compartió.
El Tec respaldó la participación de Armando con viáticos y hospedaje, lo que le permitió concentrarse en la defensa del proyecto y en el networking con profesionales del sector.
Durante la convención, además de su presentación, tuvo acceso a escuchas inmersivas y charlas con ingenieros con alta relevancia en la industria. “Más que a quién conoces, importa quién te conoce; la AES te pone frente a esa gente”, dijo.
Hoy, Armando quiere replicar el círculo virtuoso con quienes apenas comienzan: “A los de primero y tercero les digo: métanse. Es un área de oportunidad enorme para aprender, hacer contactos y disciplinarse. Si quieren, yo les ayudo”.
“La idea es que quien escuche sienta que está frente al instrumento; que la música respire”.
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