El volante gira solo. Los pedales se mueven sin que nadie los toque.
Luis “Chapulín” Díaz —leyenda del automovilismo mexicano, acostumbrado a domar la velocidad— ahora se contiene.
Por primera vez en su vida no tiene que manejar. Levanta las manos, sonríe y saluda al público. El auto hace el resto.
Es parte del equipo que corre el primer vehículo autónomo en la Carrera Panamericana y que fue desarrollado por el Politécnico de Milán. Junto a él está El Fantástico, el carro guía del autónomo y que fue desarrollado por el Tec de Monterrey.

“Queríamos trascender el laboratorio y poner la tecnología en problemas reales, generar regulaciones para América Latina y acercar la innovación a la industria y los gobiernos”, comenta Jorge Lozoya, líder del grupo de investigación Bloom Drive Intelligence del Tec y quien desarrolló el auto guía junto con profesores y alumnos del Tec.
Ese equipo se unió al del Politécnico de Milán con el mismo objetivo, que México participe en la revolución global de la movilidad inteligente.
“Esta carrera es para nosotros un laboratorio vivo”,- Jorge Lozoya.
El primer vehículo autónomo de la Carrera Panamericana
Por primera vez en la historia de la Carrera Panamericana un vehículo autónomo es parte de esa ruta y el Tec del Monterrey participa en ese proyecto.
La iniciativa busca demostrar el potencial de la movilidad inteligente y generar datos que contribuyan al desarrollo y regulación de esta tecnología en México.
El vehículo recorrerá entre 300 y 400 kilómetros en modo autónomo de los 3 mil 500 que tiene la carrera, en tramos controlados por seguridad.
Los pits, instalados en los distintos campus del Tec a lo largo de la ruta, como Puebla, Querétaro, León, Aguascalientes y Santa Fe funcionan como laboratorios vivos, donde los equipos del Tec y del Politécnico de Milán recargan los autos, descargan información de los sensores y verifican la calibración de los sistemas.
Además, explica Lozoya, en cada campus los vehículos se convertirán en aulas abiertas, acercando esta tecnología a los estudiantes e inspirando a nuevas generaciones a sumarse a la movilidad del futuro.
El campus Santa Fe del Tec de Monterrey fue una de las paradas oficiales de la Carrera Panamericana 2025 y escenario del banderazo de salida.
Desde ahí, El Fantástico y el vehículo autónomo iniciaron su recorrido por carretera rumbo al centro y norte del país.
Además, en el campus se realizaron demostraciones del sistema de conducción autónoma y actividades con estudiantes y público externo.

La tecnología detrás del carro autónomo
El vehículo autónomo, desarrollado por el Tec y el Politécnico de Milán fue guiado por “El Fantástico”, también creado por ambas instituciones.
En el no hay conductor. Hay ciencia, cables, sensores y algoritmos que piensan a 60 kilómetros por hora, pura ingeniería.
El auto está equipado con 10 sensores que funcionan como los ojos y oídos del sistema:
- 3 sensores LIDAR (láser): miden distancias y crean un mapa tridimensional del entorno.
- 3 radares: detectan objetos y su velocidad, incluso en condiciones de baja visibilidad.
- 3 cámaras RGB: captan imágenes en color para reconocer señales, líneas y obstáculos.
- 1 unidad inercial de movimiento: mide aceleración y orientación del vehículo.
“Estos sensores forman parte de la capa de percepción, que permite al vehículo ver y entender lo que hay a su alrededor”, explica Jorge Lozoya.
Luego viene la capa de toma de decisiones, con 2 computadoras a bordo: una analiza los datos y define hacia dónde ir y a qué velocidad; la otra convierte esas órdenes en señales eléctricas que mueven pedales y volante.
Para que el coche “sienta” el camino, el equipo mexicano e italiano diseñó un sistema que fusiona toda esa información en tiempo real con mapas del entorno.
Así, el vehículo autonómo puede seguir a su vehículo guía —El Fantástico— replicando su trayectoria con autonomía controlada.
“Cuando está en modo autónomo, ves los pedales moverse solos, el volante girar solo. Todo ocurre gracias a actuadores eléctricos, pistones y un motor rotacional en la flecha de dirección”, detalla Lozoya.
Cuando la Panamericana se vuelve un laboratorio vivo
Detrás de cada cable y sensor hay un equipo de alrededor de 27 personas: ingenieros, investigadores, pilotos y especialistas en soporte técnico.
El núcleo operativo está formado por 10 a 15 ingenieros del Tec de Monterrey y del Politécnico de Milán —entre ellos 3 doctorandos y 2 estudiantes de maestría— encargados de instalar, calibrar y poner a prueba los sistemas autónomos del vehículo.
A ellos se suman los ingenieros italianos que viajaron a Puebla para ajustar la sintonización del Maserati antes de la carrera, además del piloto Luis “Chapulín” Díaz y el personal que documenta cada tramo del recorrido.
El convoy del Tec y PoliMi avanza como una caravana tecnológica. Al frente, El Fantástico abre paso y guía al vehículo autónomo Tec-Polimi, que sigue sus movimientos con precisión de milímetro gracias a sus sensores.
Detrás, 3 Vans transportan a ingenieros, doctorandos, técnicos y comunicadores que monitorean cada tramo de la Carrera Panamericana.

Durante 7 días, el recorrido atraviesa Chiapas, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Aguascalientes y Zacatecas, hasta llegar al norte del país.
En cada estado, el equipo del Tec y del Politécnico de Milán revisan los sistemas, recopilarán datos y prepararán las pruebas de conducción autónoma.
Los pits, instalados en los campus del Tec a lo largo de la ruta —como Puebla, Querétaro, León y Aguascalientes—, son mucho más que paradas técnicas.
“Para nosotros los pits son laboratorios vivos”, explica Jorge Lozoya. “Ahí recargamos los vehículos eléctricos, descargamos los datos de los sensores, verificamos la calibración y aprovechamos para que los estudiantes conozcan la tecnología. Es donde se une la carrera con la investigación”.
En esos puntos, los autos se convierten en aulas abiertas.
“Los pits son estratégicos”, dice Jorge Lozoya. “Ahí el Fantástico y el autónomo descansan, se recargan y se vuelven a lanzar. Es donde medimos los avances y también donde inspiramos a nuevas generaciones a sumarse a la movilidad del futuro”.

Por qué hay un autónomo en la Carrera Panamericana
El auto no solo compite: mide, registra y aprende.
Cada kilómetro genera información sobre carreteras mexicanas, condiciones climáticas, consumo energético y seguridad.
“Queremos entender cómo se comporta un vehículo eléctrico autónomo en entornos reales, donde a veces no hay señal de celular ni caminos bien delineados”, cuenta Lozoya.
“Todo lo que grabemos nos ayudará a analizar el estado de las carreteras y la dinámica de los vehículos. Con esa información podremos apoyar a las autoridades a crear futuras regulaciones para México”.
Durante la carrera, el sistema capturará datos con sensores láser, radar y cámaras; registrará cada curva, cada frenada, incluso el impacto de un bache.
Los resultados formarán una base de datos pionera en Latinoamérica sobre movilidad autónoma, que servirá para investigaciones y tesis doctorales.
“Lo que los estudiantes programan o diseñan se prueba en la carretera. Queremos formar a las próximas generaciones de ingenieros y científicos que desarrollen la movilidad del futuro”, explica el académico del Tec.
“Para muchos, será la primera vez que sus algoritmos se pongan a prueba a 60 km/h en carretera abierta”, dice Ismael Vidal, líder técnico del proyecto.
La meta de acuerdo con Jorge Lozoya, es completar entre 300 y 400 km en modo autónomo de los 3 mil 500 km que tiene la Carrera Panamericana.
La limitante principal es de seguridad: el autónomo no puede superar 60 km/h, por eso concentrarán los tramos autónomos en salidas y llegadas de ciudades y en los pits/campus del Tec.
Además, aunque no todo será autónomo, planean registrar datos también cuando el vehículo vaya conducido por humanos, con la idea de manejar al menos mil km para investigación.
El primer paso de la movilidad inteligente en México
La Carrera Panamericana es apenas el inicio. El Tec y el Politécnico de Milán planean usar los datos recolectados para nuevos proyectos de movilidad eléctrica y conducción automatizada en campus y ciudades inteligentes.
“El siguiente paso será automatizar completamente al Fantástico y repetir la experiencia cada año, recorriendo más kilómetros en modo autónomo”, de acuerdo con Jorge Lozoya
“Queríamos trascender el laboratorio y poner la tecnología en problemas reales y acercar la innovación a la industria y los gobiernos”.- Jorge Lozoya.
En diciembre, el equipo del Tec lanzará en Monterrey su Distrito de Movilidad Futura y Limpia, donde los estudiantes podrán desplazarse diariamente en transporte autónomo.
El investigador italiano Sergio Savaresi, fundador del proyecto AIDA, resume la visión compartida:
“La movilidad del futuro será un servicio, no una propiedad. Y no puede existir movilidad como servicio sin autonomía”.

Un proyecto que nace de una visión compartida
“Este proyecto nació de una amistad y de una visión compartida con el Politécnico de Milán hace más de 13 años”, cuenta Jorge Lozoya, líder del grupo de investigación Bloom Drive Intelligence del Tec.
“Queríamos trascender el laboratorio y poner la tecnología en problemas reales, generar regulaciones para América Latina y acercar la innovación a la industria y los gobiernos”.
De esa alianza surgió el reto: correr la Carrera Panamericana 2025 con el primer vehículo autónomo de la historia del rally:
- El proyecto del auto autónomo para la Carrera Panamericana empezó a tomar forma en 2019-2020, cuando Lozoya y el profesor Sergio Savaresi (Polimi) unieron sus líneas de investigación en movilidad inteligente y vehículos eléctricos
- En 2022 el Tec ya contaba con su propio vehículo autónomo de laboratorio en el Distrito de Movilidad Futura y Limpia.
- En enero de 2025, el proyecto de la Panamericana se convirtió en el proyecto icónico del Grupo de Investigación en Movilidad del Tec, y desde entonces se trabajó intensamente en la adaptación de ambos vehículos.

Para ser parte de la carrera invitaron a Luis “Chapulín” Díaz, piloto con amplia trayectoria en competencias de resistencia del automovilismo.
“No entendía nada al principio. Pero cuando supe que íbamos a ser los primeros en correr un autónomo, dije: vamos a hacerlo”.
Su papel es crucial: es el capitán de pilotos y el respaldo humano del vehículo autónomo.
Durante décadas, su instinto ha sido girar el volante, sentir la tracción y reaccionar en milésimas de segundo.
Ahora, su mayor desafío es no hacerlo.
El reto no es físico, sino mental. “Es raro porque vas manejando con la mente, no con las manos. Tu cuerpo quiere reaccionar, pero tienes que confiar en el sistema. Vas atento a cada movimiento del volante, al pedal que se hunde solo, al ruido del motor… y aun así, no puedes tocar nada”, cuenta.
En carretera, el "Chapulín" viaja entre el auto líder y el autónomo, comunicándose por radio con los ingenieros.
“Hay momentos en que la gente no sabe que es autónomo y se te mete enfrente. Ahí tienes que reaccionar rápido. Pero lo más impresionante es ver que el volante se mueve solo, que el auto piensa. Es el futuro”.
Acerca de la Carrera Panamericana
La Carrera Panamericana nació en 1950 para celebrar la inauguración de la Carretera Panamericana, la carrera se convirtió pronto en una de las competencias automovilísticas más famosas del mundo.
En sus primeras ediciones reunió a pilotos de más de 15 países y marcas icónicas como Porsche, Ferrari, Mercedes-Benz y Lincoln, que probaron aquí la potencia de sus autos en más de 3 mil 500 kilómetros de curvas, montañas y desiertos mexicanos.
Hoy atraviesa siete estados: Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Puebla, Querétaro y Zacatecas, y es reconocida como una de las rutas clásicas más exigentes del planeta.
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