Foro de Economía Sostenible: uniendo acciones vs la emergencia hídrica

El Tec de Monterrey campus Estado de México, en conjunto con la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible del Gobierno del Estado de México, llevó a cabo en sus instalaciones el cuarto Foro de Economía Sostenible.

Esta iniciativa representa un esfuerzo conjunto para unir a la ciudadanía, la academia, el gobierno y a la industria con el propósito de desarrollar estrategias sostenibles e integrales para abordar la emergencia climática y promover un futuro más resiliente.

“Un mundo en constante evolución requiere de acciones concretas para garantizar el desarrollo sostenible. Tenemos que generar una cultura de responsabilidad ambiental”, mencionó Verónica Pedrero, directora general del campus Estado de México.

En esta edición, el Foro de Economía Sostenible abordó principalmente el tema de los desafíos de la emergencia hídrica y la gestión empresarial sostenible a través de 13 conferencias y 30 estands de talleres y exhibición de proyectos relacionados al cuidado ambiental.

“Es fundamental asumir la responsabilidad que recae sobre nosotros para preservar el agua, la salud y el bienestar de todos los seres vivos en nuestro planeta”, remarcó Pedrero.

Somos agua

Inés Saénz Negrete, vicepresidenta de Inclusión, Impacto Social y Sostenibilidad en el Tecnológico de Monterrey centró su participación dentro del Foro en el rol de las universidades ante la emergencia climática.

Durante su conferencia magistral Somos agua, ¿lo entendemos? destacó los conflictos que existen por el agua dulce en la actualidad y recordó que nuestra relación con el agua es biocultural.

“Sin un flujo constante de agua nuestro cuerpo pasaría rápidamente del estrés al dolor y del dolor al colapso. La hidrología de nuestro ser físico fluye en un nivel subterráneo vital”, destacó Inés Sáenz.

Para la vicepresidenta de Inclusión, Impacto Social y Sostenibilidad, la crisis hídrica que vivimos actualmente no es solo referente a la falta de agua sino también al conflicto que se ha generado entre la sociedad por obtener este recurso y poder asegurarlo.

“Tenemos que entender que el agua no es un sector, es un conector universal. El agua debe ser la base de cada objetivo sostenible”, señaló Sáenz.

Así, identificó 6 retos principales:  el impacto del cambio climático, la distribución desigual de los recursos hídricos, la sobreexplotación de acuíferos, el acceso al agua potable, las pérdidas en las redes de distribución y el tratamiento insuficiente de aguas residuales.

Para mitigar estos efectos, Sáenz destacó la importancia de tener una agenda multiactor de los diferentes niveles de gobierno, la academia, la industria y la sociedad, además de inversiones necesarias en nueva infraestructura y en la rehabilitación de la existente.

De la misma forma, y con el objetivo de construir un futuro sostenible y adoptar una cultura proactiva ante la emergencia climática, Inés Sáenz destacó que las universidades tienen una responsabilidad compartida.

“Necesitamos una educación que desafíe y transforme la cultura que ha contribuido a la crisis hídrica y frente a cualquier reto que enfrenta la humanidad. No es una competencia, requerimos de colaboración”, dijo.

En este sentido anunció que, en unos meses, el Tecnológico de Monterrey lanzará oficialmente una Red Mexicana de Universidades en Alianza por la Acción Climática, donde participarán 14 instituciones públicas y privadas, para dialogar sobre temas de sostenibilidad.

Ciudades, agua y desigualdad

El aumento en la densidad de la población, la contaminación y la degradación del suelo provocada por la tala inmoderada son los factores principales que provocan la crisis hídrica para la presidenta de la Comisión de Cuenca Presa Madín, María de los Ángeles Puente.

Dentro del panel Agua, desafíos y soluciones se abordó el tema de la salud planetaria, definido como la consecución del máximo nivel de salud, bienestar y equidad de todo el mundo dentro de los límites de los sistemas naturales de la Tierra.

Esto integra los sistemas humanos, económicos, políticos y sociales, para buscar la salud de todas y todos.

Debido a la sobreexplotación de los acuíferos, el bienestar social se ve comprometido y con ello la salud pública y la de los ecosistemas. Así lo explicó Marcela Galar, vocal por las Organizaciones de las Instituciones Educativas:

“Cuando el agua supera los límites de contaminantes emergentes, metales o plaguicidas, se puede generar daño al material genético y estrés oxidativo, relacionado a enfermedades como el alzheimer, párkinson y cáncer”.

“El agua es una sustancia única en el universo. La gestión eficiente del agua es un desafío clave para el desarrollo sostenible y de las comunidades”. Así lo mencionó Carlos Álvarez Flores, presidente de la asociación civil México, Comunicación y Ambiente.

Durante su ponencia, recordó que los recursos terrestres son finitos y que tenemos disponible para nuestro consumo únicamente el 0.007 por ciento del agua de la Tierra.

Álvarez señaló que aproximadamente 3 mil plantas de agua no son funcionales actualmente en México y que no se cuentan con plantas de descarga 0, capaces de generar salidas de agua de alta calidad que puede ser reutilizada.

“México tiene el municipio más contaminado del mundo, Ecatepec, y después está Salamanca en Guanajuato. Tenemos que buscar acciones para dejar de utilizar procesos químicos donde podemos usar medios naturales”, subrayó Álvarez.

Para el presidente de México, Comunicación y Ambiente, algunas acciones para mitigar el impacto de la emergencia hídrica son: uso racional del agua, implementar sistemas de riego tecnificado, reparación de las redes secundarias de distribución y recuperar la corteza forestal.

Otro de los aspectos en los que se ve reflejada la crisis climática es la distribución desigual de los impactos del cambio climático.

“El concepto de transición justa no suele contemplar las causas históricas que han generado la crisis climática, eliminando la parte activa”, señaló Luis Fernández, gerente académico de Sostenibilidad en el Tecnológico de Monterrey.

Añadió que el cambio climático no es un evento fortuito, como sí lo podría ser un meteorito, sino que más bien es el resultado de la acción deliberada que atenta contra el medio ambiente y que trae consigo efectos irreversibles.

Para Fernández, una reflexión desde la justicia ambiental crítica nos abre la puerta a comprender las implicaciones de la dignidad humana y su interrelación con la discriminación.

Finanzas verdes

La transición hacia una economía más sostenible es posible a través de la implementación de las finanzas verdes por parte de las empresas, gobiernos e instituciones.

Este concepto hace referencia a un todo que contempla diferentes propósitos sociales o ambientales y el impacto positivo del uso del dinero en las industrias.

Así lo explica Catherine Ávila, especialista en el desarrollo de proyectos orientados a la promoción de las finanzas sostenibles en América Latina y el Caribe:

“Nosotros siempre vamos a necesitar dinero para propósitos personales, como comprar un carro, pero cuando voy a invertir mi dinero en empresas con responsabilidad social o ambiental también tengo un propósito colectivo”.

En este sentido, los actores financieros son los encargados de regular y verificar la financiación de proyectos que tengan un impacto positivo para todos los actores involucrados.

Para Ávila, esto es lograble a través de la innovación, la inclusión y el crecimiento responsable por parte de las empresas para generar impactos sociales y ambientales positivos, lo que les permitirá obtener ofertas de financiamiento especiales.

Crear una cultura de sostenibilidad

Recientemente, 10 campus del Tecnológico de Monterrey obtuvieron la certificación global STARS de la Association for the Advancement of Sustainability in Higher Education (AASHE) que evalúa el desempeño de las universidades en temas de sostenibilidad.

De manera particular, el Tec en Estado de México obtuvo un sello de plata, posicionándose como la universidad número 8 de Latinoamérica en el ranking de sostenibilidad.

Esta distinción le fue otorgada al campus por proyectos sostenibles llevados a cabo por su comunidad como lo son la separación de residuos y el uso eficiente del agua.

“Tenemos que asumir nuestra responsabilidad para preservar el agua, la salud y el bienestar de todos los seres vivos en nuestro planeta”.- Verónica Pedrero.

A su vez, la institución, a través de Ruta Azul, busca establecer una cultura proactiva de acciones climáticas y sustentables en todos los campus con 6 pilares principales: cultura, mitigación, adaptación, educación, investigación y vinculación.

Desde el 2019 el Tec ha reducido sus emisiones de infecto invernadero en un 49 por ciento y el consumo de energía en los campus en la Ciudad de México proviene ahora en un 50 por ciento de energías renovables.

“Unidos damos mejores resultados. Para nosotros ha sido muy generosa la participación de los estudiantes del Tec, que han aportado su talento para realizar varias acciones en beneficio de la población”, concluyó Pedro Rodríguez, presidente municipal de Atizapán.

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