Estados Unidos tiene una población de 44.4 millones de migrantes, de los cuales 11.5 millones son mexicanos. Cuatro de 10 mexicanos que radican en este país no tienen un estatus migratorio, siendo esto una barrera para obtener atención médica.*
En México, es difícil estimar el número de migrantes que residen, transitan o esperan. Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública, estimó que sólo 1.8% de migrantes se atendieron en instituciones de salud gubernamentales.
Esta es la realidad que se está viviendo en el tema de salud pública en la comunidad de migrantes. Aquí te contamos la historia de la doctora mexicana Ana Cristina Sedas Ruiz, quien a sus 28 años ha podido presenciar de cerca esta realidad.
Egresada de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de TecSalud, actualmente estudia la Maestría en Ciencias Médicas de la Salud Global en Harvard, con el fin de especializarse en salud global y poder mejorar el acceso a la salud de la comunidad migrante.
Experiencia que la inspiró a estudiar Medicina
Ana Cristina tuvo su primer contacto con la realidad que vive la comunidad migratoria cuando tenía 13 años, al ser misionera en un pequeño pueblo a las afueras de Monterrey, donde había pocos hombres por motivos de migración.
Ahí conoció a Lupe, mujer de bajos recursos que invitó al grupo de misioneros a cenar a su casa. Esa noche amena terminó en tragedia: Lupe tuvo un sagrado por úlcera gástrica, al llegar al hospital, no recibió atención médica y murió.
“Me dolió en el alma, y ahí fue donde dije: ¿Por qué de gente tan increíble nadie se da la oportunidad de preservar y proteger su salud?”, recuerda Ana Cristina.
Esta experiencia le hizo conocer la realidad que viven millones de personas que no reciben atención médica, la marcó de por vida e hizo que decidiera ser médico para así regresar a esas comunidades a ayudar.
“Roté en el Hospital Metropolitano, al ver pacientes me acordaba de Lupe, por lo que les preguntaba cómo se llamaban, hablaba con sus familiares y me aseguraba que pudieran tener acceso a salud o al menos que alguien los escuchara”, comentó.
Su trabajo en el Consulado de México marcó su carrera
Graduada de médico cirujano en 2016, durante sus estudios tuvo la oportunidad de realizar un intercambio en Boston, dedicándose a la investigación sobre depresión, ansiedad y riesgo de suicidio en estudiantes de Medicina.
Antes de regresar a México la invitaron a realizar su servicio social en el Consulado de México en Boston en el programa “Ventanilla de Salud”, enfocado en la prevención por medio de la educación a la comunidad mexicana que vive en EUA.
Ahí conoció casos de migrantes mexicanos que no podían acudir a un médico por miedo a ser deportados, o por escasez de recursos: “Empecé a armar un sistema de referencia y a convertirme en acompañante de estas personas,” dice.
A su regreso a México, participó como voluntaria en las caravanas de migrantes centroamericanos.
Resalta la importancia de una perspectiva social en médicos
Gracias a la cercanía con la comunidad de migrantes, Ana Cristina se inclinó por el enfoque social de la medicina. Hoy en día asegura que se debe actuar desde la perspectiva del individuo para poder atender las necesidades de salud.
Planea realizar una investigación enfocada en niños, mujeres y adolescentes migrantes, con el fin de tener las bases para poder construir políticas públicas orientadas a garantizar el acceso a la salud de migrantes en México y EU.
“Esta investigación será para entender la perspectiva del migrante y al mismo tiempo tener la oportunidad de hacer evaluaciones de los actores principales de la migración y de la salud en diferentes estados”, concluyó.
*Fuentes:
https://www.pewresearch.org/fact-tank/2019/06/28/what-we-know-about-illegal-immigration-from-mexico/
https://www.healthaffairs.org/do/10.1377/hblog20190911.805983/full/
Acceso a servicios de salud para los migrantes centroamericanos de tránsito por México. Rene Leyva 2015.