Durante nuestra vida, y desde que somos muy pequeños, a medida que evolucionamos y empieza a ser más necesario el proceso de comunicación, también comenzamos a comprender los altibajos que tiene nuestro lenguaje.
Al principio, alrededor de los 2 y 5 años, logramos entender los mensajes literalmente y no somos capaces de interpretar el lenguaje figurado, como las metáforas, ironías, sarcasmos o formulismos más o menos complejos.
De hecho, hay quienes aun siendo adultos, no lo pueden comprender, por diferentes razones, que van desde sus formas de procesar la información, hasta los trastornos psicosociales.
Por ejemplo, un niño pequeño no entenderá cuándo se le dice “gracias” por haber hecho lo que debía hacer, o cuando se le dice lo mismo por no haberlo hecho.
Sin embargo, así como somos sensibles al lenguaje verbal, también lo somos al no verbal.
Todos seguramente recordaremos alguna ocasión cuando un profesor (a), con una cara sonriente, nos entregó un examen y al ver la calificación, nos dimos cuenta de que era mala.
Posterior a esto, nos sentíamos muy frustrados porque pensamos que con esa actitud del maestro, la nota sería buena.
En otro contexto, también habremos escuchado en algún noticiero, luego de una tragedia, que el locutor muy animadamente menciona que “con gusto dará los nombres de las víctimas”.
El lenguaje no verbal puede definirse como “una forma de interacción silenciosa, espontánea, sincera y sin rodeos.
Ilustra la verdad de las palabras pronunciadas al ser todos nuestros gestos un reflejo instintivo de nuestras reacciones que componen nuestra actitud mediante el envío de mensajes corporales continuos.
De esta manera, nuestra envoltura carnal devela con transparencia nuestras verdaderas pulsiones, emociones y sentimientos.
Resulta que varios de nuestros gestos constituyen una forma de declaración silenciosa que tiene por objeto dar a conocer nuestras verdaderas intenciones a través de nuestras actitudes” (1).
Según otro estudio se pudo concluir que el lenguaje del cuerpo tiene una importancia relativa en la comunicación de un 55%, el tono de voz un 38% y las palabras utilizadas un 7% (2).
A lo largo de nuestra vida son muchas las formas de comportamiento que debemos ajustar a escenarios bien distintos, y este aprendizaje no termina nunca, pues también difiere entre culturas, edades, y otras variables.
Es por eso que, en términos de comunicación, quizá con palabras, sea más fácil decir algo, o incluso intentar engañar a otros, pero nuestros gestos y movimientos muy probablemente, nos delatarán.
No obstante, lo más importante en nuestra forma de comunicarnos, es la congruencia entre nuestros pensamientos y nuestras acciones
Porque incluso, podremos ser muy doctos, tanto en el manejo del lenguaje verbal, como del no verbal, pero el tener la certeza de que nuestra intención es buena, disminuirá en gran medida cualquier mala interpretación.
Fuentes:
- El lenguaje no verbal: un proceso cognitivo superior indispensable para el ser humano. Corrales Navarro, Elizabeth. Revista Comunicación, vol. 20, núm. 1, enero-junio, 2011, pp. 46-51 Instituto Tecnológico de Costa Rica. Cartago, Costa Rica. https://www.redalyc.org/pdf/166/16620943007.pdf Extraído el 8 de enero de 2020.
- Lie to me: el papel clave del lenguaje no verbal en la comunicación. Oct 8- 2015
https://enclavedetalento.wordpress.com/2015/10/08/lie-to-me-el-papel-clave-del-lenguaje-no-verbal-en-la-comunicacion/ Extraído el 8 de enero de 2020.
- Inference of Attitudes from Nonverbal Communication in two channels . Mehrabian y Ferris. 1967
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR LEER: