62 estudiantes de PrepaTec Santa Fe en la modalidad del Bachillerato Internacional (BI) realizaron actividades de impacto social en el estado de Yucatán.
Las y los estudiantes viajaron a Mérida, Yucatán para un viaje de estudios enfocado en la práctica científica y apoyaron a personas en situación vulnerable de la localidad de Celestún.
Entre las actividades destacaron la limpieza de playas adyacentes a la zona restaurantera, la entrega de donativos como ropa y comida y el apoyo con la mejora del espacio habitacional de las personas.
“De esta experiencia me llevo el aprendizaje de cómo la convivencia y la cooperación en equipo pueden llevar a grandes cosas”, aseguró la estudiante Valeria Revatta.
“Nuestro rol fue aportar un poquito a la comunidad de Celestún. Las condiciones de vida son sumamente importantes para el desarrollo de una buena vida”, reflexionó su compañera Sara Harari, estudiante del programa BI.
Un grano de arena en Yucatán
En una comunidad del pueblo de Celestún vive Marisol, una niña de 16 años con discapacidad motriz.
La casa donde vive con su mamá se encuentra en una zona vulnerable y no está equipada para atender a sus necesidades y que se pueda mover con facilidad en su silla de ruedas.
Parte de los recursos invertidos por cada estudiante en el viaje, fue destinada a la construcción de un piso de cemento para la casa, con el fin de mejorar su calidad de vida.
Asimismo, donaron a la familia equipamiento como una cama, refrigerador y estufa para cocinar.
“Estas actividades nos recuerdan que podemos marcar una diferencia, todo esto nos enseñó la importancia de ayudar”, opinó la estudiante Noa Álvarez.
“La idea no es dejar el apoyo solo en esta visita, sino seguir ayudando y recaudando dinero, aunque sea de lejos”.- Valeria Revatta.
De acuerdo con las estudiantes y Karla Franceli Villagrán, directora del Programa de Bachillerato Internacional en Santa Fe, se le dará seguimiento al caso de Marisol y continuará la recaudación de fondos para ayudarla.
“Planeamos darle seguimiento a este proyecto al continuar ahorrando para Marisol, y seguir en contacto con ella”, afirmó Sara Harari.
Por otro lado, las y los estudiantes organizaron la recaudación de ropa, comida, artículos de higiene personal, entre otros, para poder donar a otra comunidad cerca de Celestún.
Con lo recaudado las y los estudiantes pudieron ayudar a casi 100 personas de la comunidad.
Asimismo, una de las brigadas se enfocó en acondicionar la vivienda de una familia de 8 personas, arreglando el piso con concreto y construyendo paredes para dividir el espacio habitacional.
“Los niños duermen en el mismo espacio que los papás entonces luego ven situaciones que no deberían de ver a su edad.
"La necesidad de tener una distribución en una casa se vuelve clave para la formación de los niños", detalló Karla.
Paralelamente, otro equipo de estudiantes limpió alrededor de 500 metros cuadrados de playa, con el fin de mejorar la zona restaurantera que abarca 15 locales.
En una tarde, 20 estudiantes lograron levantar basura, sargazo, entre otros residuos.
“Aunque no hicimos un cambio radical, si sentí que lo que hicimos iba a mejorar su situación de alguna manera”, expresó Noa Alvarez.
Para las estudiantes, encontrarse con esta realidad ajena a la suya, les hizo darse cuenta de sus privilegios y conectar con la necesidad de mejorar la calidad de vida de otros.
“Te impacta de manera profunda y te cuestionas cómo funciona la sociedad actualmente”, dijo Valeria Revatta.
“Una cosa es conocer y estar consciente de la situación y otra cosa es vivirlo y poder brindar soluciones”, añadió Noa.
Proyecto académico con impacto
El proyecto social se desarrolló en el marco de la asignatura de Creatividad, Acción y Servicio, parte de currículum del BI.
Durante el viaje, las y los estudiantes también tuvieron visitas y actividades ligadas al área de ciencias, tales como el levantamiento de muestras y el estudio de fenómenos naturales.
De acuerdo con Karla Franceli Villagrán, este tipo de viajes busca que los estudiantes propongan soluciones a problemas sociales desde la ciencia y la tecnología y que complementen lo aprendido en el aula.
Asimismo, indicó que el trabajo colaborativo e interdisciplinario son claves en el desarrollo de las propuestas.
“Esta experiencia complementa lo aprendido en clase, ya que se investiga previo al trabajo”.- Sara Harari.
“Esta experiencia complementa lo aprendido en clase, ya que se investiga previo al trabajo”, declaró Sara Harari.
“Vimos lo aprendido en clase, aplicado en áreas naturales, recolectando muestras, sacamos gráficas y vimos cómo se conecta todo”, compartió Revatta.
Finalmente, las estudiantes aseguraron que planean darle seguimiento al proyecto social.
“La idea no es dejar el apoyo solo en esta visita, sino seguir ayudando y recaudando dinero, aunque sea de lejos”, concluyó Valeria Revatta.
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