El catedrático Pabel Cervantes, del Tec de Monterrey campus Puebla, participó durante un año en diversos foros internacionales, como la Conferencia Mundial del Agua de la ONU, para apoyar esfuerzos en favor del acceso y saneamiento del agua a nivel global.
“Estuvieron presentes diversos actores del agua a nivel mundial, específicamente de países que integran a la ONU, como economistas, líderes sociales y entidades organizadas en torno al agua para ser parte de este consejo denominado ECOSOC”.
El Consejo Económico y Social (ECOSOC), es un ente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que fomenta el acercamiento mutuo entre las personas y los problemas, con el fin de adoptar medidas colectivas para lograr un mundo sostenible.
Además de participar en dicha conferencia, Cervantes también colaboró en un proyecto con la Universidad de Soka de Japón, junto con tres de sus estudiantes, enfocado en el tratamiento de aguas residuales en países con clima tropical.
“Es un proyecto desde hace 2 años, con el objetivo de crear tecnologías para el tratamiento de agua residual que sean viables en aguas tropicales como las de México”.
El investigador del Tec de Monterrey campus Puebla explicó que ambas actividades formaron parte de un año de trabajo en acciones en favor del agua.
"Medir el acceso global al agua, centrándose en las minorías y en aquellos que no tienen acceso al agua".
Conferencia Mundial del Agua
Pabel Cervantes compartió que el objetivo de la Conferencia Mundial del Agua organizada por la ONU, consistió en revisar los temas del agua de cara a la Agenda 2030, dentro del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6.
La participación de Cervantes como ponente, estuvo centrada en un diálogo interactivo sobre acceso al agua, saneamiento y derechos humanos.
“Existe la necesidad de actualizar los indicadores utilizados para medir el acceso global al agua, centrándose en las minorías y en aquellos que no tienen acceso al agua, como mujeres e indígenas”, expresó.
Además y desde una posición central, Cervantes moderó una discusión sobre la sostenibilidad del sector hídrico en asociaciones de relaciones público-privadas.
Como resultado de esa discusión, el investigador destacó la importancia de dichas asociaciones para garantizar el acceso al agua, aunque reconoció que algunas han tenido resultados adversos.
“Hay que escuchar a las 2 partes; hay empresas exitosas que ayudan a economías pobres a recibir agua; por otro lado, países que se niegan a recibir ayuda. Prefieren tener a la gente sin acceso al agua, antes de delegar esa responsabilidad a una industria”.
Cervantes enfatizó que aún hay trabajo por hacer a nivel global, especialmente en economías en desarrollo, para lograr los objetivos de acceso y saneamiento del agua.
Como resultado de la conferencia, los países miembros de la ONU realizaron más de 600 compromisos, que representan una inversión de 3 billones de dólares en abastecimiento y saneamiento de aguas residuales.
La participación del investigador se dio en calidad de representante de la sociedad civil global, gracias a una beca otorgada por la Asociación Internacional del Agua y la empresa danesa Grundfus, líder en temas hídricos.
"Como país de Norteamérica aún estamos averiguando todavía cómo lo hacemos".
Latinoamérica y México en el agua
En cuanto a la situación en Latinoamérica, Cervantes observó que hay países con buenos planes de acceso al agua, y otros que enfrentan desafíos.
“Nos quejamos de lo que ocurre en México, no debe haber conformismo e ir por más; hay latitudes que están pujando fuerte, como las economías del caribe; nosotros como país de Norteamérica aún estamos averiguando todavía cómo lo hacemos”.
En ese sentido, el catedrático destacó la necesidad de revisar las constituciones de los países de la región, en relación con el suministro de agua limpia y la protección de los mantos acuíferos, así como fortalecer la inspección y vigilancia.
Por ello añadió que en México el pasado 3 de abril, entró en vigor una nueva norma más estricta, acerca de la descargar agua residual en ríos y lagos.
“Pero hace falta quien vigile ese cumplimiento; como ejemplo, en Puebla solo hay 3 inspectores de CONAGUA, no alcanzan para vigilar los ríos por su dimensión”.
Expuso que otro problema radica en la falta de transferencia de tecnología por parte de científicos y tecnólogos, así como de mecanismos para estimular esa transferencia.
“Que la tecnología no se quede en plantas piloto, en universidades o centros de investigación”.
Presencia mexicana en Japón
Cervantes y sus estudiantes han trabajado a lo largo del año en un proyecto de tecnologías basadas en microalgas o bacterias para el tratamiento del agua.
Durante el año académico recién concluido, su equipo se enfocó en un proyecto asociado a la Universidad de Soka de Japón y a la Universidad de Guanajuato.
“Es sobre tecnologías basadas en microalgas. Esas tecnologías son conocidas a nivel científico por su buen funcionamiento, aunque presentan problemas”.
“Propusimos para que los organismos sean más resilientes, deben ser inmovilizados en matrices poliméricas o geles que inmovilizan a los microorganismos, y los fijan para que hagan el trabajo de tratar el agua”.
Expresó que estas tecnologías podrían ser aplicadas en ríos, antes de la descarga de agua dulce hacia el mar, especialmente en zonas tropicales, donde la radiación solar es mayor y las microalgas pueden prosperar.
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