“En secundaria quise cursar una especialidad eléctrica y no me dejaron porque era mujer. Me dolió mucho que no me dejaran entrar”.
Así recordó la profesora Rafaela el momento en el que descubrió que las ciencias básicas eran su pasión, y cómo esa negativa sólo sería el impulso para cumplir sus sueños.
Rafaela Villalpando Hernández es profesora investigadora del área de Mecatrónica en el Tecnológico de Monterrey campus Laguna.
Es Ingeniera en Electrónica, cuenta con una maestría y un doctorado en Electrónica y Telecomunicaciones por el Tec de Monterrey y recientemente renovaron su nombramiento en el Sistema Nacional de Investigadores como Nivel 1.
“Llegué a los 17 años y hasta la fecha el Tec me sigue ayudando a crecer”, comparte la doctora en su testimonio para CONECTA.
Su llegada a campus Laguna
Impulsada por una maestra de bachillerato que la convenció de aplicar por una beca en el Tec de Monterrey, surgió en ella la posibilidad de realizar sus estudios profesionales en campus Laguna.
“Me tocaron excelentes profesores, un sistema que se enfocaba y le daba mucha importancia al maestro, ahora muchos de ellos son mis compañeros”.
Graduada como Ingeniera en Electrónica continuó su preparación con una maestría con el apoyo de una Beca de Excelencia adquirida por el puntaje de su examen.
Al empezar sus estudios la experiencia incluía ser mentora en laboratorios de campus Monterrey y trabajar como investigadora.
“Empecé a dar los laboratorios de circuitos digitales a los 21 años, yo tenía dos grupos de 40 alumnos. Fue todo por medio del Tec, aquí me dieron las opciones”, afirmó.
Sin parar de estudiar realizó su doctorado, pero justo un año antes de finalizarlo recibió la oferta de ser profesora de campus Laguna.
El reto de convertirse en profesora
Llevar sus conocimiento a las aulas no fue fácil por convertirse en profesora a temprana edad.
“Al inicio cuesta por estar muy joven, pero tuve muy buenos alumnos y tenía el apoyo del departamento”, señaló.
Para temas tan complejos como las ciencias, la profesora Rafaela asegura que es importante revisar los temas con tiempo, para dar espacio a los alumnos de asimilar la información.
“Aprendes mucho en todo tu proceso de convertirte en profesor, al inicio lo que pensaba era en dar mi plan de estudio al pie de la letra, pero vas aprendiendo que puedes ceder un poco en la disciplina y te das cuenta que es mejor en el aprendizaje”.
Villalpando imparte las clases de Ingeniería del Control, Ingeniería de Control Digital, Robótica y Actuadores, además de participar en el grupo de enfoque de redes de telecomunicaciones, en campus Monterrey con el profesor César Vargas Rosales.
La importancia de la equidad de género en la industria
Aunque desafortunadamente en sus estudios tempranos no se le dió la oportunidad de acercarse a la ingeniería, los obstáculos no la detuvieron por mucho tiempo.
“Siempre ha habido una predisposición a que las mujeres aunque estudien una ingeniería no podrán ejercer una profesión”, señaló.
Si bien admite que hace falta la presencia de las mujeres en la industria, asegura que entre el mismo género se pueden construir puentes para todas.
“Las mujeres somos muy capaces de hacer eso y más y en la medida en que logremos estar más presentes en puestos directivos o en trabajos donde podamos ayudar o tender lazos a otras mujeres, esas condiciones van a cambiar para nosotras”, afirmó.
A aquellas mujeres que quieren estudiar ingenierías o ciencias les invita a disfrutar de esta profesión.
“La ingeniería no es difícil, es la mejor carrera, es casi mágica porque es como entender la explicación a todo lo que ocurre en tu entorno y mediante ese lenguaje lograr que ese entorno pueda ser mejor para nosotros”, afirmó.
Sus logros como investigadora
Como investigadora, Rafaela Villalpando se ha destacado dentro del Sistema Nacional de Investigadores Mexicano con su variedad de publicaciones en artículos y conferencias internacionales.
En el grupo de enfoque de redes de telecomunicaciones colabora en un proyecto de diseño de algoritmos para la codificación de datos de baja densidad, para disminuir la tasa de error, y maximizar el uso de memoria en dispositivos de almacenamiento.
Asimismo. desarrolla un segundo proyecto de filtrado selectivo de ruidos para las diademas de sonido que filtran todo el ruido actualmente.
Y junto a su compañero, Jaime Zuñiga, desarrolla algoritmos de codificación para dar seguridad a la información y detectar ataques de ciberseguridad.
“La ciencia y la ciencia aplicada como la ingeniería, es capaz de crear puentes para que esas personas que no tienen acceso a una vida digna puedan tenerlo”.
"El Tec es una comunidad que me cobijó y que todavía me sigue ayudando a crecer en lo profesional".
La meta: impulsar a sus alumnos a la investigación
La investigación es lo que más apasiona a la maestra Rafaela, quien asegura que su principal meta es la de incentivar a los jóvenes a hacer lo mismo.
“Me gustaría tener más alumnos que se enganchan con la ciencia y me digan ‘maestra ya estoy en esta universidad haciendo un proyecto, pero me acuerdo que usted está estudiando en este otro y quiero trabajar con usted’”.
Es como describe el orgullo de sentir su influencia sobre sus alumnos y ver que, la semilla que sembró en ellos da fruto.
“Tengo muchos alumnos que parecía que no les gustaba su carrera y de repente logramos que fueran excelentes, entonces esos son los que me dan más felicidad”.
Finalmente, ante las oportunidades recibidas por el Tec, asegura que el mensaje para sus alumnos y todos los jóvenes es el de no parar de prepararse.
“Tuve los mejores profesores y maestros de vida y ejemplos. El Tec, siempre esta cambiando, es muy dinámico y vibrante, siempre esta tratando de marcar tendencia en la educación y eso los profesores lo apreciamos”.
“El Tec no es nada más algo físico, es una comunidad que me cobijó y que todavía me sigue ayudando a crecer en lo profesional, y yo veo que es una de las pocas instituciones en donde tratan de lograr un ambiente donde mujeres y hombres se puedan desarrollar bien”, finalizó.
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