Profesoras y profesores, así como colaboradores el campus Monterrey participan en puesta en escena que presentó canto, actuación y música
Protagonizada por el teatro de maestros y colaboradores del Tec campus Monterrey, “Desierto bajo escenografía lunar” se presentó en el Auditorio Luis Elizondo.
La puesta en escena presenta personajes que buscan viajar a la luna para conocer las primeras construcciones antes de que sea demasiado tarde, pues mencionan que cada día (la luna) se aleja 3.5 km.
“Es más que un montaje… es un momento de reflexión para las espectadoras y espectadores”, estableció el director Alberto Ontiveros sobre su más reciente producción.
Cinco presentaciones los días 17, 18, 19, 20 y 21 de marzo fueron las que pudo disfrutar el público de esta obra escrita por el dramaturgo Alberto Villarreal,
El camino hacia la luna
Al querer generar una experiencia como objetivo principal, se eligió un texto que tuviera una serie de rango desde danza, canto y coreografía.
“Creo que es una mezcla de diferentes cuestiones con las cuales se puede jugar mucho más en escena”, dijo Alberto.
Se buscó que las y los espectadores conectaran a través de las actuaciones, es decir, que se identificaran con las inquietudes y los cuestionamientos planteados.
Por otro lado, una de las actrices, Claudia Gallardo, mencionó que tuvo mucha libertad para la construcción de su personaje.
“Te da una responsabilidad muy grande, pero te diviertes” -Claudia Gallardo.
Los actores y actrices de esta producción pertenecen al mismo universo creativo, que pasan por el mismo viaje, pero cada uno contribuye a la narrativa desde su individualidad.
“Para un actor tener este tipo de libertades te da una responsabilidad muy grande absolutamente. Pero, te da un disfrute muy lindo; y te diviertes”, mencionó Claudia.
La individualidad colectiva
Todo en la producción tenía su individualidad dentro del universo. Por ejemplo, la particularidad de los vestuarios.
Adriana Moreno, vestuarista de la obra, comentó que el proceso creativo fue más enfocado en la comodidad de las y los actores, pues requerían mucho movimiento corporal.
Debido a la construcción de los personajes, el papel de Adriana fue desarrollar un concepto que unificara tanto la idea de Ontiveros (el director) y la de Villarreal (el autor).
Detrás de escena
Uno de los mayores retos fue enfrentarse al texto y plantearse qué querían hacer con él, especialmente porque se trata de una obra de teatro alternativo.
Tuvieron exactamente dos meses de ensayos. Estuvieron trabajando cuatro horas diarias durante seis días a la semana.
Por ello, Claudia menciona que parte del desafío fue resistir como equipo. También resaltando que todas y todos se entregaron absolutamente al proyecto.
“Me siento muy diversa. Siempre es como lanzarte al vacío. Y bueno, ya empezamos el viaje, ahora a navegar”, finalizó Claudia.
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